domingo, 25 de octubre de 2009

La alabanza

Según el diccionario en línea de la Real Academia Española, el vocablo alabanza significa elogiar o celebrar con palabras. La alabanza es el producto de enunciar afirmaciones positivas sobre una persona, objeto o idea. La alabanza contrasta con una crítica, siendo está última de significación negativa sobre algo. Muchas personas responden a las alabanzas, aumentando su autoestima. De hecho, algunas teorías psicológicas sostinen que la vida de una persona se compone en su mayor intento para obtener alabanzas por sus actos.

Históricamente, aunque de una manera especial en los últimos años, las distintas formas de alabar de los cristianos han, en ocasiones, causado divisiones y, problemas dentro del cuerpo de Cristo. Esto revela que, sin duda, muchos le dan gran importancia a la alabanza y a la manera cómo piensan que se debe llevar a cabo.

A causa de esto vale la pena ir a la Biblia, a nuestro manual de vida, nuestra guía, y ver cuál es la verdadera importancia y función de Su alabanza según lo que nos revela Su Santa Palabra.

La alabanza es para Dios. Él es el objeto de la alabanza y sólo Él es digno de ella. Este es un principio importantisimo en la alabanza del cual parte todo lo demás. Esta gran verdad nos lleva a la enseñanza de que la alabanza debe ser CRISTOCÉNTRICA y no ANTROPOCÉNTRICA. Es decir, es para Dios, no para el hombre. Por lo tanto a quien debe agradar es al Señor y no a mí persona.

Lo anterior no significa que me deba desagradar pero sí que no debemos juzgar y determinar el carácter de la alabanza a Dios por mis gustos humanos. De hecho la alabanza que en la práctica tiene como fin agradarme a mí, inmediatamente, deja de ser alabanza ya que esto no es el fin que Dios busca.

La alabanza va más allá de un canto, ya que no es una actividad sino una forma de vida. No hay una hora especifica de alabar sino que debemos darle alabanza todo el tiempo.

En la Biblia existen un sin número de citas bíblicas que nos hablan de la alabanza a través de la música, el canto, la voz, es decir, la Biblia nos enseña cómo podemos alabarle. Por ejemplo, Isaías 29:13 hace la siguiente declaración:

"Porque este pueblo se acerca a mí con su boca y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;”


Lo anterior, nos revela que la alabanza no tiene sólo que ver con cantar o de realizar determinada actividad, sino con la actitud con que se haga y con la SANTIDAD DE CORAZÓN. 

Por tanto, nuestra vida entera debe ser alabanza para Él. Fuimos creados para alabarlo, esencialmente porque tenemos un espíritu que busca alabar, y que mejor que exaltar a nuestro Dios y Salvador. De hecho, no sólo nosotros sino toda la creación está destinada a alabarlo. Esto me hace recordar un hermoso canto que se títula Quiero alabarte, y dice: 
Quiero alabarte, más y más aún
Buscar tu voluntad
Tu gracia conocer
Quiero alabarte.
Las aves de cielo
Cantan para ti
Las bestias del campo
Reflejan tu poder
Yo quiero cantar
Yo quiero levantar
Mis brazos a ti.
 

La alabanza a Dios es fundamental en nuestras vidas, por lo tanto no debemos olvidar que lo que alaba es la humildad y sencillez de corazón. El vivir alabando a Dios también implica el amor para con los hermanos, recordemos que la Biblia deja muy en claro que lo más importante es el amor. Démosle púes a Dios una alabanza genuina y santa, es decir, que sea de calidad. Resumamos todo en que Él es el centro absoluto de nuestra alabanza.