jueves, 25 de febrero de 2010

La triara perfecta de alabanza, adoración y acción de gracias

Indudablemente en la Biblia, la alabanza se vincula a la adoración y a la acción de gracias. Pero ¿qué es alabanza, adoración y acción de gracias? Bueno, el primer concepto quedó precisado en el estudio titulado "La alabanza" de fecha 25 de octubre de 2009. E incluso en el último estudio abordamos grosso modo el significado de adoración que en el contexto bíblico quiere decir: consagración a Dios como nuestro Señor y Salvador, lo que se corrobora con la cita de Romanos 12:1, donde Dios no pide que cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; es decir, en una adoración genuina, nos postramos ante nuestro Dios, lo coronamos como Señor de todo lo que somos. Además, accedemos a su obra transformadora y bondadosa en nuestras vidas; en otras palabras, escogemos dejarlo ser Dios en nuestras vidas. 

La acción de gracias es la expresión de nuestra gratitud al Señor por su amor y su bondad hacía nosotros y otros, por su más acto de amor hacía la humanidad, por sus dones repartidos, incluyendo las bendiciones espirituales que El derrama sobre su pueblo. La alabanza es la admiración a Dios por quien es y por lo que hace, en la alabanza exaltamos y magnificamos a nuestro maravilloso Señor. Y la adoración es, -como ya habíamos dicho-, nuestra consagración de corazón hacía El. 

De hecho, las Escrituras nos animan a darle gracias, alabarlo y adorarlo, para leerlo personalmente cita Efesios 5:18-20 y Hebreos 13:15.

Entonces, tenemos que la adoración es una corona resplandeciente adornada con dos joyas, la acción de gracia y la alabanza; misma que siempre tenemos que portar, así lo establece Salmos 34:1, 71:8, 14 y 1° Tesalonicenses 5:18. 


Lo anterior no significa que debamos negar pensamientos, sentimientos o actitudes negativas, tampoco que debamos reprimirnos. Note en Salmos 48 y 62:8 que David fue sincero sobre sus sentimientos, hablándole a Dios de ellos, él alabó primeramente a Dios, y luego expresó sus inquietudes emocionales y hasta sus quejas. 


Así que no niegues tus sentimientos, ni los dejes pasar por alto, tampoco pospongas tu alabanza hasta tomar el control de tus emociones hasta el grado de sentirte mejor. En cambio, mezcla una expresión sincera de tus emociones y sentimientos con una honrosa alabanza a Dios.